domingo, 21 de octubre de 2007

Nuevo concepto de cariño y ternura. Por nuestro entrañable Avelino

Érase una vez que leí unas cosas en una revista...




Si habéis ido siguiendo el flog últimamente, quizás os habéis percatado de mi creciente interés por los contenidos de la televisión y la calidad (o insuficiencia) de los mismos. En esta entrada solo pretendo dar unas pinceladas nuevas respeto al tema, pues no me interesa desarrollar una reflexión como en anteriores ocasiones. Sólo me gustaría comentar una cosita que me ha llamado profundamente la atención…




<<…Y allí estaba yo, sentada en un mullido sillón color cereza, disfrutando de un momento de paz y tranquilidad, evadiéndome por un rato del mundo, mientras achicharrantes chorros de agua me lavaban la cabellera, en uno de esos centros de estética fashion que se han puesto tan de moda últimamente en mi city. Mientras las hairdressers se peleaban con el peine y con mi pelo, intentando solucionar lo que a mi parecer nunca tendrá remedio (esos nudos marineros en el flequillo, ya sabes…); mi mirada distraída acabó posándose en el mueble fetiche de las peluquerías: el revistero (chan chan). Una mezcla de curiosidad y atracción se apoderaron de mis manos que, finalmente, acabaron hojeando desganadamente una de las tantas perlas del corazón, y cuyo nombre ahora no viene al caso, que ofrece el mercado hoy en día. Casi por casualidad o por distracción, mis ojos acabaron fijándose en una entrevista al ya famoso abuelete Avelino, el marido de la Pepa.


Para los que no sepan de quién hablo, aclararos que Avelino y Pepa son dos de los dicharacheros protagonistas que forman el elenco de “Escenas de Matrimonio”, serie emitida por Telecinco de lunes a viernes y en valiosísimo prime-time. Resulta además que, para sorpresa de todos, los matrimonios se han convertido en el éxito de la temporada, alcanzando unos resultados de share que superan el 30% de cuota de pantalla. Una vez hecho este inciso, por dónde íbamos?



Ah sí, pues resulta que me llamó la atención la entrevista al campechano Avelino, por las suculentas declaraciones que éste realizaba a la revista. Léase “Me encanta que los niños sean mis principales fans”; “…otra cosa que me gusta mucho es cómo la siguen (la serie) los niños. Yo les pregunto: “Pero qué os hace tanta gracia a vosotros?”. Y ellos me dicen: “¡Cuando Pepa te llama gilipollas!”. Es que a mí me parece que los niños disfrutan y aprenden muchísimo la verdad, porque...”; “Muchos padres me cuentan que los niños no se acuestan hasta que ven el programa. Además, se establece una relación de cariño, de ternura y todo eso se refleja en los matrimonios”.



Sí, habéis leído bien. Sí, al parecer estamos hablando del mismo programa. Ese espacio en el que un trío de matrimonios no hace más que insultarse y pelearse.
Me quedo con la frase de Avelino “se establece una relación de cariño y ternura que se refleja en la serie”. ¿Cariño? ¿Ternura? Ahora resultará que acusaciones del tipo “Muérete ya Avelino” o “Churri, estas gorda!”,y que se repiten insaciablemente capítulo tras capítulo y día tras día, son un claro reflejo de lo que llamamos cariño y ternura. Pero lo que más me sorprende es que Avelino confiese que lo que más gracia le hace es escuchar a los niños decir que se parten de risa cuando escuchan decir a Pepa su ya tan característico “gilipollas”. Y encima nuestro querido Av se atreve a añadir “yo creo que los niños aprenden muchísimo”. Y aún se quedará tan pancho.



En fin, quizá estoy adoptando una posición un poco alarmista y exagerada (confieso que siempre me ha gustado dramatizar un poco), pero no deja de angustiarme el pensar lo que los niños ven en la televisión hoy en día. Me parece casi increíble que tenga éxito una serie en la que no sólo no se refleja la realidad que parodian, sino cuyos diálogos estén compuestos básicamente por insultos, descalificaciones y humillaciones. Quizá esta soez y chabacana comedia, extrapolada hasta los extremos, nos pueda llegar a gustar a los adultos, no digo que no, al fin y al cabo el libro de los gustos está por escribir. Lo que sí que me resulta imperdonable, es que los niños se nutran de estos contenidos y que ello, encima, nos haga gracia.


Ay Avelino, Avelino, te has lucido chiquillo!


...Y tras enfadarme con lo que estaba leyendo, decidí encestar de nuevo la paperaza cuchera en el revistero, cerrar los ojos y seguir a lo mío…>>






Es cierto que todos los matrimonios se pelean, es una realidad innegable, pero ¿hasta tal punto? Os dejo con esto... (confieso que me encanta entrar en proverbia.com....)




"En todo matrimonio que ha durado más de una semana existen motivos para el divorcio. La clave consiste en encontrar siempre motivos para el matrimonio".

Robert Anderson, novelista inglés


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