sábado, 12 de enero de 2008

videojuegos, sí; en exceso, no

Antes de nada, quiero contar una pequeña anécdota que nos ayudará a entender el por qué de esta entrada. El otro día, mientras leía la carta que mi sobrinita (6 años) escribía a sus queridos reyes magos, no pude evitar alarmarme al ver que la pequeña sólo había escrito una larga lista de videojuegos y demás. Ni la clásica muñeca llorona que hace pipí ni el típico escalestric o el neceser para pintar a las princesas Disney. Ni tampoco una comba, un conecta cuatro, un balón o una bicicleta. Solo videojuegos y más videojuegos. Fue entonces cuando me decidí a indagar los motivos de esta petición.

- Nadine, ¿por qué has pedido tantos videojuegos?
- Porque solo me gusta jugar a la consola.
- Ah sí? Solamente? ¿Estás segura? Porque yo te he visto muchas veces como juegas con el Carlos y el Aleix a dibujar y hacer carreras con la bicicleta. Ya no te gusta eso resulta.
- Sí claro. Me gusta también.
- Pero tú estás segura de que no quieres ninguna muñeca nueva, ni colores ni rotuladores ni nada. Sólo quieres videojuegos para la Nintendo. Estarás todo el día jugando con la consola ¿Tú estás segura?
- No sé. Ay! Me estás liando tita!


Fue entonces cuando me di cuenta de que quizás la estaba manipulando un poco y decidí parar; que se pida lo que quiera, pensé, más aún seguía sorprendida por la elección de la niña y por su interés por la consola. Sus padres tampoco lo entienden y por eso van a pedirle a los reyes magos que también le traigan un juego de cartas, colores y alguna muñeca, por si sorprendentemente la niña se acuerda de que también le gusta jugar con ese tipo de cosas.

Historias a parte, vayamos a donde quiero ir a parar…
Siguiendo con la línea de los videojuegos como alternativa de aprendizaje, al releer las entradas anteriores me he percatado de que quizás mi defensa in extremis de los videojuegos y el papel que pueden llegar a jugar puede malinterpretarse por algunos. Desde entonces he intentado enarbolar la idea de que los videojuegos no son malos; ojo! Ni todos los juegos son buenos ni todos son malos. Intentemos corregir esa inevitable manía de meter todo en un mismo saco.
Es por ello que con esta pequeña entrada pretendo aclarar algo: como actividad complementaria a la educación de un niño, los videojuegos (adecuados) pueden llegar a ser muy estimulantes y pueden motivarles y suscitar su interés sobre las matemáticas, el ingles o la música –entre otros campos-, ya que es una forma distinta y amena de trabajar; NO OBSTANTE, siempre y cuando quede claro que la utilización de esta clase de tecnologías puede llegar a ser útil siempre y cuando signifique una actividad complementaria que no abarque un período de tiempo desmesurado ni abusivo; además de que sean utilizadas con un objetivo didáctico y sean, por encima de todo, compaginadas con otras actividades educativas.

Y es que no olvidemos que el abuso de esta clase de entretenimiento puede comportar en los más pequeños comportamientos antisociales, cierto aislamiento y falta de ejercicio físico; también es bueno que se relacionen con otros actores del medio y no solo con la tecnología. No olvidemos que los niños deben saber entretenerse y jugar de muchas maneras y no deben estar subordinados a una maquinita, por mucho que ésta les pueda llegar a aportar a su intelecto. También se puede aprender mucho leyendo libros, realizando actividades extraescolares e incluso jugando con más niños. No olvidemos nunca esto.

Y ahora vuelvo con la anécdota. Al rato, cuando me fui a despedir de la pequeña de la casa y fui a decirle adiós a la habitación me la encontré dibujando…

- Que no decías que sólo te gustaban los videojuegos?
- Si, pero creo que me había equivocado también me gustan las princesas Disney.

No hay comentarios: